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¿Existen realmente los perros peligrosos? Si bien es cierto que cada vez son más las personas que reconocen que la peligrosidad de un perro no es una característica inherente a una raza en concreto, también lo es que un buen número de ellas consideran que la agresividad de un animal es debida a una inadecuada o escasa educación por parte del propietario. Sí, en efecto, se trata de una cuestión de educación; pero, lejos de lo que la mayoría piensa, es el dueño quien tiene que educarse. ¡Compartimos aquí unas claves para entender el comportamiento de tu compañero de cuatro patas!

🐾 Tu perro nació educado

Sí, como lo lees. Un perro nace educado siempre. Ahora bien, por su condición de perro, es inevitable que presente una serie de comportamientos y de conductas fisiológicamente naturales. De ti y de tu propia educación como responsable* de ese animal depende el hecho de que el perro se mantenga equilibrado a lo largo de su vida.

👉 *Importante: desde Vital siempre insistimos en la necesidad de que quien se responsabilice de un animal sea siempre una persona mayor de edad.

Pero… ¿cómo mantener equilibrado a mi perro? Una vez que ha quedado claro que es el propietario quien tiene que formarse en la tenencia responsable de un animal, es importante preguntarse qué hacer para que el perro sea un animal equilibrado y no se desvíe del comportamiento que tendría en condiciones normales. Es ahí donde entra en juego la importancia de un adiestramiento en positivo.

¡Ten esto en cuenta! Tan perjudicial es desentenderse del perro como protegerlo en exceso. Piensa que, cuanto más sobreproteges a un perro, más inseguro se vuelve, más ansiedad tiene y más problemas de conducta desarrolla. Este error es muy común es propietarios de razas pequeñas, que ven a su perro como un animal indefenso al que hay que proteger constantemente.

🐾 ¡No reprimas a tu perro!

Por lo general, los propietarios desconocen cómo se debe manejar a un perro para evitar que sufra estrés, ansiedad, miedo… ¿Cuál es el error más recurrente? La educación con refuerzos negativos. Ten en cuenta que este tipo de adiestramientos con correcciones y castigos solo perjudican a tu compañero de cuatro patas. No le estás enseñando, solo está asociando determinados actos con ciertos castigos. Para ilustrártelo de forma sencilla: recurrir a los gritos o al uso de la correa para ejercer dolor no son sino una forma de cargar la bomba de relojería en la que se está convirtiendo tu perro con estas acciones. Al fin y al cabo, ¡estás reprimiendo comportamientos y conductas que forman parte de la comunicación natural del perro!

Recuerda que la agresividad canina es la respuesta a una serie de conductas anteriores que probablemente el dueño ha recriminado o reprimido o que no han sabido manejar correctamente. ¿El resultado? El animal siente que la única salida es morder.

Entonces, ¿cómo actuar? La respuesta es sencilla: esfuérzate por entender a tu perro. Compréndelo. ¡Simplemente está tratando de comunicarse contigo! Piensa, por ejemplo, que un gruñido no es sinónimo de agresividad. Significa que estás haciendo algo que le está molestando. Simple, ¿verdad? Ahora que has entendido qué quiere decir, busca la forma de actuar sin generarle desconfianza, temor… o cualquier otra emoción negativa.

🐾 La importancia de la formación

¿De qué raza es tu perro? ¿Qué edad tiene? Son muchos los factores que afectan a su forma de ser. La clave para comprenderlo es formarse de forma correcta. Busca fuentes de información fiables, lee acerca de su comportamiento y consulta consejos para un adiestramiento en positivo (huye de propuestas basadas en castigos y correcciones). Conocerlo y, sobre todo, comprenderlo, será la clave para establecer una relación de confianza lejos del miedo y del estrés.