La imagen de un bulldog francés jadeando con la lengua fuera o de un carlino con su entrañable carita arrugada puede parecer simpática, pero lo que muchos no saben es que esa “ternura” tiene un alto precio… para el propio perro. En una sentencia histórica, Países Bajos ha impuesto multas de hasta 2.500 euros a criadores de perros braquicéfalos con hocicos excesivamente cortos, marcando un antes y un después en la lucha por el bienestar animal.
¿Qué es la braquicefalia y por qué es un problema?
La braquicefalia es una condición genética que da lugar a hocicos muy cortos y cráneos ensanchados, propia de razas como el bulldog inglés, el bulldog francés, el carlino (pug), el bóxer o el shih tzu. Aunque estéticamente resultan atractivos para muchas personas, estos rasgos anatómicos provocan graves problemas respiratorios y de salud.
Algunos de los trastornos más comunes que padecen estos perros son:
- Síndrome braquicefálico: dificultad para respirar debido al estrechamiento de las vías respiratorias superiores.
- Golpes de calor: al no poder jadear correctamente, no pueden regular bien su temperatura.
- Problemas digestivos y oculares: debido a la estructura comprimida de su cabeza.
- Ronquidos constantes, desmayos o desaturación de oxígeno incluso en reposo.
Países Bajos, pionero en defender a estos perros
Según informa SrPerro.com, un juez neerlandés ha avalado recientemente la imposición de multas económicas a criadores que incumplen la normativa de cría ética, que prohíbe el uso de perros con hocicos extremadamente cortos como reproductores.
Desde 2014, en Países Bajos está prohibido criar perros cuyos hocicos midan menos de un tercio del tamaño del cráneo. Sin embargo, muchos criadores han seguido ignorando la ley, priorizando la estética frente al bienestar. Esta sentencia marca un punto de inflexión: por primera vez se sanciona activamente a quienes perpetúan esta cría perjudicial.
¿Por qué seguimos viendo tantos perros braquicéfalos?
La demanda sigue creciendo. Muchos desconocen los sufrimientos que conllevan estas razas, y el marketing, el cine y las redes sociales refuerzan la idea de que estos perros son «tiernos» o «de moda». Sin embargo, cada vez más veterinarios y asociaciones protectoras advierten de que amar a los animales implica también conocer sus necesidades reales y sus limitaciones físicas.
Hacia una tenencia responsable
Esta sentencia neerlandesa sienta un precedente para otros países que buscan frenar la cría irresponsable. Mientras tanto, quienes aman a los perros pueden hacer mucho:
- Informarse antes de elegir una raza.
- Evitar comprar a criadores que priorizan la apariencia sobre la salud.
- Considerar la adopción: hay muchos perros (braquicéfalos incluidos) que buscan una segunda oportunidad en refugios.
- Exigir mayor regulación y control en la cría de animales.
La salud no debe sacrificarse por estética
La lucha por los derechos de los perros braquicéfalos apenas comienza, pero esta sentencia demuestra que se están dando pasos firmes. Criar animales con malformaciones que comprometen su salud no puede considerarse ético ni legal. Es hora de que como sociedad revisemos nuestras decisiones y pongamos el bienestar animal por delante de las modas.