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La anorexia en gatos es un motivo de consulta habitual. Y es que este síntoma es más frecuente de lo que podemos creer. El gato deja de comer y parece que no hay ningún alimento que le abra el apetito. Si este es el caso, lo mejor es acudir a su veterinario para que pueda realizar un diagnóstico adecuado, conocer el motivo y revertir esta situación.

El gato necesita básicamente de proteínas procedentes de la carne. Sin esta fuente de alimento, el gato adelgazará, sufriría atrofia muscular, debilidad y mala calidad de pelo.
Con la anorexia también pueden aparecer otros síntomas asociados como son vómitos, diarrea regurgitación, neurológicos, traumatológicos, presencia de masas en el aparato digestivo, entre otros.

La ausencia de apetito no siempre responde a causas físicas, sino también puede ser provocada por otros motivos. Así, hablamos de pseudoanorexia cuando el gato tiene apetito, pero es incapaz de comer, porque le provoca dolor. O de anorexia psicológica, que es la aversión hacia el alimento a partir de una asociación negativa hacia la comida, como consecuencia de un trauma o síntoma físico o psicológico. El animal asocia la comida a dolor, náuseas, a la administración de medicamentos vía oral, agresión, ruidos, olores, presencia de personas y/o animales. Otros motivos pueden venir ocasionados por estrés, o por cambios en la rutina.

La anorexia provoca una reducción paulatina de la masa corporal. Pero no siempre una pérdida de peso se debe a la anorexia. A veces, la pérdida de peso está asociada a una mala absorción de nutrientes o a como el organismo los gestiona.

También puede presentarse disminución del peso con un aumento del apetito. En general esta combinación aparece cuando hay incremento de las necesidades energéticas, o por enfermedades como el hipertiroidismo, la diabetes o por una enfermedad intestinal.

Entre las causas de la anorexia, podemos encontrar enfermedades como infecciones, infamaciones, fiebre, o como efecto secundario de un tratamiento de quimioterapia o con medicamentos, o por la presencia de toxinas. La falta de apetito también es síntoma de enfermedades metabólicas, gastrointestinales y como consecuencia de una intervención quirúrgica.