En los últimos años han salido a la luz casos que han conmovido a miles de personas: animales que viajan en avión tratados como si fueran maletas, metidos en bodegas frías y ruidosas, sin más consideración que la de un bulto que hay que transportar de un punto a otro. Tal y como se denunciaba recientemente en un artículo de La Vanguardia, muchas veces que un perro o un gato llegue vivo a su destino es casi un milagro. Y es que, aunque cada vez más familias consideran a sus mascotas un miembro más del hogar, el transporte aéreo sigue viéndolos como mercancía.
El problema no es menor. Los animales que viajan en la bodega de los aviones se enfrentan a un entorno desconocido y hostil: oscuridad, ruidos metálicos, vibraciones constantes y cambios de temperatura y presión que pueden resultar insoportables. Todo esto genera un nivel de estrés altísimo, que no solo les hace pasarlo mal durante el vuelo, sino que en algunos casos llega a poner en riesgo su salud. A esta situación se suma la angustia de la separación: mientras el dueño viaja en cabina, su compañero queda aislado, con la sensación de abandono y miedo que esto provoca.
Además, el marco legal actual tampoco ayuda. A nivel internacional, los animales transportados en avión están amparados por el Convenio de Montreal, el mismo que regula el equipaje. Esto significa que, si algo sale mal, las indemnizaciones se calculan como si se tratara de una maleta perdida o dañada. Un absurdo que ignora por completo el valor emocional y vital que tiene un animal para su familia. No es de extrañar que cada vez más voces reclamen un cambio urgente en esta normativa para que se reconozca que las mascotas son seres vivos, no objetos.
Requisitos y normativa para viajar con mascotas
Actualmente, solo los perros o gatos que, junto con su transportín, no superen los 8 kilos de peso pueden viajar en cabina acompañando a sus dueños. Eso sí, siempre que la aerolínea lo permita y que las normas del país de destino no lo prohíban. El resto de animales deben ir obligatoriamente en la bodega, o bien transportados como “mercancía viva”, lo que encarece mucho el precio y aumenta el riesgo de incidentes.
Cuando un perro o un gato pesa más de 8 kilos junto con su transportín, no puede acompañar a su dueño en cabina. En estos casos, la mascota debe viajar en la bodega del avión, y aquí existen dos opciones. La primera es hacerlo como exceso de equipaje, lo que significa que el propio dueño reserva la plaza con la aerolínea y factura al animal directamente en el mostrador del aeropuerto, igual que haría con una maleta. La segunda, y más compleja, es enviarlo como carga. En este caso, no es el dueño quien gestiona el proceso, sino una empresa especializada en transporte de animales, que se encarga de todos los trámites y de coordinar con la aerolínea el viaje del animal.
Esta segunda vía es la única posible cuando se trata de perros grandes que superan el límite de peso admitido por la compañía o cuando hablamos de razas consideradas potencialmente peligrosas o braquicéfalas (como bulldogs, carlinos o bóxers). Los animales con el morro chato son especialmente vulnerables durante los vuelos, ya que tienen más dificultades para respirar y sufren más con los cambios de presión y temperatura. En muchos casos, las aerolíneas directamente prohíben que viajen en la bodega por el alto riesgo para su salud, lo que complica todavía más la situación de las familias que quieren viajar con ellos.
Costes del transporte aéreo de mascotas
El sobrecoste de volar con un animal es otro de los grandes problemas. En cabina, dependiendo de la compañía, puede costar entre 35 y 150 euros por trayecto. Pero cuando hablamos de enviar una mascota como carga, las cifras se disparan. Llevar un perro a Estados Unidos puede costar a partir de 1.500 euros, mientras que transportarlo a Australia supera fácilmente los 2.800 euros, sin contar el gasto añadido de la cuarentena. A esto hay que sumar el precio de transportines homologados, trámites veterinarios y, en muchos casos, la necesidad de recurrir a empresas especializadas en logística animal.
Para que te hagas una idea, aquí tienes un resumen de las políticas de algunas de las principales aerolíneas:
Aerolínea | Cabina (peso máx.) | Bodega | Precio aprox. |
Vueling | Hasta 8 kg | No disponible | Desde 50 € en cabina |
Air Europa | Hasta 8 kg | Sí, con transportín homologado | 35 € en vuelos nacionales, 150 € en larga distancia |
KLM | Hasta 8 kg | Sí | 70–500 € según destino |
American Airlines | Hasta 9 kg | Sí | Variable según ruta |
Los riesgos de volar para los animales
El transporte aéreo no es un viaje cualquiera para una mascota. Los casos de animales que sufren estrés agudo, golpes de calor, problemas respiratorios o incluso la muerte no son anecdóticos. En Estados Unidos, donde sí existen estadísticas oficiales, entre 2005 y 2024 se registraron más de 400 muertes de animales durante vuelos comerciales. En España no hay cifras oficiales, pero casos como el de Roma —una perra que murió tras escapar de su jaula en el aeropuerto de Madrid— nos recuerdan lo vulnerable que es esta práctica.
Viajar en avión con una mascota es, hoy en día, un verdadero reto. Las familias que desean llevar consigo a su perro o gato se enfrentan a normas estrictas, precios elevados y riesgos que, en muchos casos, resultan inasumibles. El hecho de que la legislación siga considerando a los animales como objetos solo empeora el problema. Por todo ello, cada vez son más los que reclaman un cambio: que se amplíen las opciones para que los animales viajen en cabina, que las compañías adapten sus servicios a sus necesidades y que la normativa internacional deje claro, de una vez por todas, que una mascota no es equipaje.
En Vital Veterinaria creemos que este debate es necesario y urgente. Nuestros compañeros de cuatro patas merecen respeto y condiciones dignas, también cuando viajan en avión.