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La Ley 7/2023 de Protección de los Derechos y el Bienestar de los Animales, en vigor desde septiembre de 2023, reconoce por primera vez a las colonias felinas como responsabilidad de los municipios. Un avance legal importante que, en la práctica, todavía no se traduce en una gestión adecuada en muchas localidades.

El problema actual

Tal y como recoge un reciente artículo de La Vanguardia, en numerosos municipios se observa una gran brecha entre la ley y la realidad:

  • Faltan protocolos claros y recursos estables para aplicar de manera efectiva el método CER (Captura, Esterilización y Retorno).
  • Los ayuntamientos, en muchos casos, carecen de personal y presupuesto para cumplir con esta obligación.
  • El esfuerzo recae principalmente sobre las personas voluntarias y cuidadoras, que siguen sosteniendo con su trabajo la salud y el control de las colonias.
  • En ocasiones, algunas administraciones delegan en empresas de control de plagas o de residuos, lo que demuestra una visión anticuada y poco respetuosa hacia los gatos comunitarios.

¿Qué significa una buena gestión felina?

La gestión ética de las colonias no consiste en “esterilizar unos pocos gatos para cumplir el expediente”, sino en trabajar con un enfoque integral que incluya:

  1. Planificación y seguimiento: mapas de colonias, censos actualizados y protocolos de atención veterinaria.
  2. Colaboración real con cuidadoras y asociaciones, que son quienes mejor conocen la situación en cada territorio.
  3. Mediación comunitaria: figuras que actúen como enlace entre vecinos, administración y voluntariado para prevenir conflictos y fomentar la convivencia.
  4. Apoyo institucional estable, que evite improvisaciones y garantice continuidad en los programas.

¿Por qué importa?

Porque una correcta gestión de las colonias felinas:

  • Mejora el bienestar animal.
  • Reduce problemas de convivencia vecinal.
  • Evita la proliferación descontrolada de gatos.
  • Refuerza los valores de respeto y responsabilidad social.

En VitalVeterinaria creemos que cuidar de los gatos comunitarios es mucho más que una obligación legal: es un reflejo del tipo de sociedad que queremos construir. Una sociedad que respeta la vida, reconoce el trabajo de quienes cuidan y apuesta por soluciones éticas y sostenibles.

Creemos firmemente que cuidar no es solo esterilizar. Es reconocer que las ciudades que queremos son las que integran el bienestar animal en sus decisiones, que respetan a quienes cuidan desde el voluntariado, y que dan herramientas reales –no improvisadas– a las autoridades para hacer su trabajo.

Ayúdanos a sumar voces: comparte, comenta y llevemos esta discusión a nuestros ayuntamientos. La gestión ética de las colonias felinas no es una opción: es una responsabilidad que nos define como sociedad.