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Los perros también pueden resfriarse. Si no se atiende a tiempo podría desembocar en una bronconeumonía. Para evitar mayores complicaciones es necesario acudir al veterinario, quien, en caso necesario, indicará el tratamiento.

 

Como en humanos, hay que distinguir entre gripe canina y resfriado. La gripe está causada por un virus, mientras que el resfriado es consecuencia de una exposición a inclemencias.
En general, la gripe canina sólo puede ser provocada por un virus asociado a la Bordetella Bronchiseptica, conocido como «tos de las perreras».
Aunque no afecta a los humanos, la «gripe canina» también es una patología propia de las colectividades. La enfermedad que provoca este virus también afecta al sistema respiratorio, y hay que aprender a identificarla y diferenciarla de los resfriados para asegurar el buen estado de salud del animal.

Los síntomas del resfriado

Estornudos, tos, secreciones oculares, pérdida de apetito y dificultades respiratorias son algunos de los síntomas que presentan los canes resfriados.
La falta de interés por el juego y la actividad física y el cansancio también son buenos indicadores.
Además, es importante comprobar su temperatura, ya que la fiebre también puede ser una de las señales de la presencia de un resfriado.

Ante estos síntomas lo más recomendable es seguir los consejos del veterinario y utilizar el sentido común. Acude a tu veterinario si sospechas que tu can pudiera tener un resfriado, así podrán confirmártelo y, sobre todo, descartar otras enfermedades o patologías más graves. Algunos de los síntomas del resfriado podrían deberse a otras dolencias muy distintas.

Si se confirma el diagnóstico sigue estos consejos:

  • Evitar los grandes cambios de temperatura y las corrientes de aire. Ya que esto sólo empeoraría la situación.
  • Salir lo menos posible de casa si hace frío o mal tiempo. En caso de que lo acepte, podemos utilizar prendas de abrigo especiales para mascotas, las cuales ayudan a mantener la temperatura corporal.
  • Dejar suficiente agua al alcance del perro, para que pueda hidratarse, así como servirle comida húmeda. Por ejemplo, la enlatada, que tiene más proporción de agua en su composición, es más apetitosa y tiene más calorías.
  • Traer al perro al baño mientras nos duchamos, así puede respirar aire húmedo que le ayudará a fluidificar los mocos, disminuir la irritación y aliviar la congestión nasal.